Fui crecida en un ambiente de adultos, educada para entender las platicas de mayores y responder de manera adecuada. Con el paso del tiempo lo he ido perdiendo por tratar de encontrar mi joven interior, aquella que nunca tuvo una infancia sociable con niños de su edad por ser rara o demasiado seria.
Me acostumbre a agradar a las personas, sonreír, ser buena y todo lo que conlleva.
Y cuando cambie, exprese mis ideas libremente todo se desplomo. Bueno, no tan literal.
Solo que algunos comentarios, aunque no fueran con malas intenciones, podían ser vistos mal.
Incluso los comentarios excluyentes a los que me había acostumbrado en la infancia los vida reflejado en los adultos al ser ignorada o excluida.
Trataban de hacerme sentir mal personas mayores solo porque mi pensamiento es diferente, mi actitud y personalidad no es la que hago para agradar a los demás.
Pero eso solo me ayudó, o espero que con el tiempo eso haga.
A ser fuerte. Que los comentarios y acciones de las personas no me hieran. Las primeras veces son dolorosas. Lo único en lo que puedes pensar es en lo que has hecho mal, el porque causa esa impresión en las personas.
No estas preparado para el rechazo. O tal vez no lo esperabas esa vez de esa persona. Sino es rechazo es un comentario que realmente no esperabas y que intentas que no cause demasiado en ti.
Pero el efecto esta hecho.
Lo único que puedes hacer es aceptarlos porque, después de todo, no puedes agradarle a todos.
